Otra vez habló el conde Lucanor con Patronio, su consejero, del siguiente modo:
-Patronio, el otro día discutiendo con mi mejor amigo, me pego un sopapo y me sentí muy ofendido y no se si perdonarle. ¿Qué debo hacer?
Cuando hubo terminado, respondió patronio:
-Señor conde Locanor, para que veáis lo debéis hacer me gustaría que supierais lo que les sucedió a dos grandes amigos cuando vagaban por el desierto.
El conde Lucanor le preguntó que le había sucedido.
-Señor conde –dijo Patronio-, dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron y uno le dio una bofetada al otro, quien ofendido y sin nada que decir, escribió en la arena:
“HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO”
Siguieron adelante y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
“HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA”
Intrigado el amigo preguntó:
-¿Por que después que te lastimé escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo el otro le respondió:
-cuando un gran amigo nos ofende, deberíamos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pasa algo grandioso, deberíamos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
Vos, señor conde Lucanor, si de verdad tanto quieres a tu amigo, yo creo que con el cuento que te acabo de contar lo tienes que tener muy claro lo que debes hacer.
Al conde agradó mucho lo que dijo Patronio, hízolo así y le salió muy bien. Y como don Juan gustó de este ejemplo, y lo mandó poner en este libro y escribió estos versos:
Si con tu amigo discutes y te ofende
Perdonarle debes por que el de verdad que lo siente
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